Es obvio que en los últimos años el terrorismo islamista se ha convertido en uno de los mayores retos para la seguridad de los países occidentales, sobre todo después de los atentados de Nueva York, Madrid y Londres. Ante esta situación, con este artículo se persiguen fundamentalmente dos objetivos globales. Primero, analizar las aportaciones desde la psicología para el estudio del prejuicio y la identidad social, en un intento para describir y comprender mejor los mecanismos y factores que favorecen la radicalización de los grupos islamistas yihadistas que conviven en el seno de las sociedades occidentales. Y, segundo, reflexionar sobre el papel que tienen estos procesos, junto con la ideología, en la legitimación demagógica y justificación del comportamiento terrorista, para así poder responder específicamente a una serie de preguntas acerca de los terroristas y sus actos. Se concluye que las políticas preventivas basadas en la formación que mejoren la percepciones, a veces distorsionadas, de las minorías, y por lo tanto su integración real, y faciliten la convivencia y el respeto entre diferentes culturas serán factores cruciales para evitar la radicalización y, así, la amenaza terrorista.